En Cuba con Sastre y el Che Guevara
Una de sus jóvenes amantes,
Nathalie, dijo de ella que era como un reloj dentro de una nevera. (París,
1908-1986) Pensadora y novelista francesa, representante del movimiento
existencialista ateo y figura importante en la reivindicación de los derechos
de la mujer. Originaria de una familia burguesa, destacó desde temprana edad
como una alumna brillante. Estudió en la Sorbona y en 1929 conoció a Jean-Paul Sartre, que se convirtió en su
compañero durante el resto de su vidaSe graduó en filosofía y hasta 1943 se
dedicó a la docencia en los liceos de Marsella, Ruan y París. Su primera obra
fue la novela La invitada (1943), a la que siguió La sangre de los
otros (1944) y el ensayo Pyrrhus y Cineas (1944). Participó
intensamente en los debates ideológicos de la época, atacó con dureza a la
derecha francesa, y asumió el papel de intelectual comprometida. En sus textos
literarios revisó los conceptos de "historia" y "personaje"
e incorporó, desde la óptica existencialista, los temas de
"libertad", "situación" y "compromiso". Se conocieron en París en 1929. Ella tenía 21 años y él 24.
Simone
mantenía relaciones con hombres y mujeres. Sartre sólo con mujeres, y los dos,
por ser profesores de instituto, se involucraban con jovencit@s. Pero ahí no
está el problema.
¿Cómo
le hacían estos franceses para sostener este tipo de vida? Sartre, por su
parte, mantenía a muchas mujeres y hasta distribuía de manera perfecta el
tiempo que pasaba con cada una. Por supuesto, ninguna sabía de la existencia de
las demás, sólo su “Castor” (así le decía de cariño a Simone, por la semejanza
de su apellido, Beauvoir, con la palabra beaver,
castor en inglés).
En
realidad, Sartre tenía un código: “viajes, poligamia, transparencia”. En su
obra Carnéts, el
filósofo francés explica que le dijo a Simone que “existían dos tipos de
sexualidad: el amor necesario y los amores contingentes. Y Castor aceptó”.
Simone era su amor necesario, las demás – Michelle, Arlette, Evelyne y Wanda-,
eran los contingentes.
No
obstante el acuerdo que los dos tenían (el de poder tener relaciones con las
parejas que quisieran), nada fue tan fácil.
En La ceremonia de los adioses, Simone
de Beauvoir describe los últimos años con Sartre
Simone
de Beauvoir fue una niña solitaria, apegada a su padre, quien le enseñó el amor
por los libros y el conocimiento; fue una chica que siempre sintió que tenía un
cerebro de hombre en el cuerpo de una mujer.
Jean
Paul Sartre siempre vivió como un niño consentido y ególatra hasta que se dio
cuenta que el mundo de los adultos estaba lleno de pura farsa. Por una especie
de complejo de inferioridad, este hombre buscó refugio en las mujeres, el
alcohol, las drogas y la filosofía.
Así,
con esas almas, la solitaria y el ególatra se convirtieron en una de las
parejas más polémicas del siglo XX. El filósofo español Manuel Cruz explica el
porqué: este par mitificó “su relación como paradigma de libertad y modelo de
ruptura con las formas de vida burguesas tradicionales. Se trataron de usted durante más de 50 años,
nunca vivieron juntos, se negaron a contraer matrimonio y tener hijos, y es
conocida la liberalidad con la que ambos aceptaban que el otro miembro de la
pareja mantuviera relaciones con terceras personas.”
Sí,
esta pareja de filósofos franceses practicó la poligamia
es
decir, mantuvieron relaciones sexuales con varias parejas mientras estaban
juntos.
A más de 50 años de la
polémica que desató la relación amorosa entre Sartre y
Simone
de Beauvoir, el tema de la poligamia sigue siendo espinoso.
Actualmente,
uno de los defensores de la poligamia es el psicólogo Christopher Ryan, quien
asegura que los seres humanos estamos “bioprogramados” para la poligamia, Simone
mantenía relaciones con hombres y mujeres. Sartre sólo con mujeres, y los dos,
por ser profesores de instituto, se involucraban con jovencit@s. Pero ahí no
está el problema.
¿Cómo
le hacían estos franceses para sostener este tipo de vida? Sartre, por su
parte, mantenía a muchas mujeres y hasta distribuía de manera perfecta el
tiempo que pasaba con cada una. Por supuesto, ninguna sabía de la existencia de
las demás, sólo su “Castor” (así le decía de cariño a Simone, por la semejanza de
su apellido, Beauvoir, con la palabra beaver,
castor en inglés).
En
realidad, Sartre tenía un código: “viajes, poligamia, transparencia”. En su
obra Carnéts, el
filósofo francés explica que le dijo a Simone que “existían dos tipos de
sexualidad: el amor necesario y los amores contingentes. Y Castor aceptó”.
Simone era su amor necesario, las demás – Michelle, Arlette, Evelyne y Wanda-,
eran los contingentes.
No
obstante el acuerdo que los dos tenían (el de poder tener relaciones con las
parejas que quisieran), nada fue tan fácil.
En La ceremonia de los adioses, Simone
de Beauvoir describe los últimos años con Sartre, ese hombre con los ojos casi
muertos, con una adicción terrible al alcohol, a las drogas…y a las mujeres.
Aunque
esta pareja fue el símbolo del “amor libre” y la liberación sexual en los años
sesenta y setenta, Simone de Beauvoir sí se sintió traicionada por Sartre, y
más cuando éste “adoptó
“para recibir y responder a estímulos sexuales
de múltiples parejas”.
Sí,
evolucionamos, pero “seguimos siendo primates y el polideseo nos mueve”, dice
Ryan.
“Los
humanos parecen ser los más sexuales de los primates, con penes y testículos
más grandes que cualquiera de los otros primates y con estos últimos fuera del
cuerpo, donde temperaturas más frías ayudan a preservar el esperma para poder
tener múltiples eyaculaciones. La capacidad multiorgásmica de las mujeres y la
llamada vocalización copulatoria femenina también
sugieren que estamos hechos para la poligamia”, sostiene el psicólogo
estadounidense
Grandes retratos de mujeres célebres de la historia que merecen ser reconocidas. Me encanta saber sus vidas, aunque hayan tenido sus errores y su lado frívolo, es bueno saber que fueron y son seres comunes como nosotros.
ResponderEliminarBesos